¿No sería estupendo que a la vez que les contamos a nuestros hijos el cuento de Cenicienta, poder enseñarles un zapatito de cristal real? ¿o poder mirar en la cesta de Caperucita? Os invitamos a que probéis a contarles historias como el viaje de Vasco da Gama a la India, que además podéis ilustrar poniendo sobre la mesa pequeños montoncitos de clavo, pimienta negra, canela, etc.
Vasco da Gama y la nueva ruta a las Indias
Érase una vez un niño que quería ser navegante. Se llamaba Vasco y había nacido (en 1460 según unas fuentes, o 1469 según otras) en Sines, un pequeño pueblo pesquero del reino de Portugal. El tercer hijo de la familia, su madre quiso que estudiase para ser cura (la carrera eclesiástica era por aquel entonces una opción natural para los segundos hijos de familias pudientes). Sin embargo, Vasco tuvo muy claro desde pequeño que quería ser marinero, así que estudió mucho para ello, principalmente matemáticas y astronomía, ya que por aquel entonces los marineros se guiaban en el mar siguiendo las estrellas.
Todavía muy joven, con tan solo quince años, Vasco da Gama se enroló como marinero en un barco, donde fue afianzando sus conocimientos en navegación y acumulando experiencia. Destacó además por su valor y coraje, por lo que pronto fue nombrado capitán y le dieron su propio barco.
Su valor llegó a oidos del rey Juan II, quien decidió probar su valía encargándole una complicada misión: apresar todos los barcos franceses que pudiese, como represalia por un barco lleno de oro que Carlos VII, rey de Francia, le había quitado. Y tantos barcos consiguió apresar Vasco da Gama que al rey de Francia no le quedó más remedio que disculparse y devolverle al rey de Portugal su barco con el oro. Esta azaña incrementó la fama de Vasco aún más.
Por aquel entonces, las especias (clavo, jengibre, pimienta, canela, etc.), muy útiles para conservar los alimentos, además de dotarlos de sabor, eran signo de riqueza y prosperidad, así que todos los paises competían por tener las mejores y más exquisitas especias (pimienta negra de Calcuta, canela de Ceylan, etc.). Y los mercaderes estaban dispuestos a recorrer medio mundo, en viajes que duraban meses e incluso años para traer las tan preciadas especias de las Indias. Dichos viajes eran peligrosos y muy caros, ya que había que tener barcos, organizar caravanas, pagar impuestos en las ciudades por las que se pasaba, etc. así que esto elevaba todavía más el precio de las especias.
Pero en el año 1453 sucedió un acontecimiento que supondría una catástrofe para el comercio. Constantinopla, una ciudad clave en el comercio de especias, fue conquistada por el sultán Mehmed II al mando de 100.000 hombres. Desde aquel momento, la ruta a la India y a China sería controlada por los otomanos, quedando así cerrada para los europeos.
Por ello, el nuevo rey de Portugal, Manuel I el Afortunado (coronado tras la muerte de su primo Juan II), estaba decidido a encontrar una ruta alternativa, bordeando África. Mandó pues a sus mejores capitanes y marineros a encontrar dicha ruta, pero una y otra vez fracasaron. Muchos barcos y hombres se hundieron y no volvieron nunca, víctimas de los por piratas, las tormentas y distintos infortunios. Flotas enteras bien pertrechadas se perdieron una y otra vez, lo que enfadó y desesperó al rey.
Entonces, Vasco da Gama se ofreció a guiar una expedición hasta las Indias, ofrecimiento que fue rechazado pues el rey no quería perder a uno de sus mejores capitanes. Aunque tanto insistió Vasco, que finalmente se le permitió hacerse a la mar con sus barcos y sus mejores hombres. Cuatro barcos y ciento setenta hombres, entre marineros y por supuesto soldados, ya que el viaje se aventuraba sin duda peligroso.
Así pues, el 8 de Julio de 1497 Vasco da Gama y sus hombres se hicieron a la mar.
A principios de noviembre de dicho año, cuatro meses después, lograron alcanzar la Isla de Santa Elena, casi en la punta de África, donde repararon las naves, seriamente dañadas durante las tormentas, y se aprovisionaron de agua y alimentos. Allí conocieron extrañas tribus que cazaban ballenas con lanzas de madera y que tocaban con gran destreza extrañas flautas.
El 22 de Noviembre de ese año, más de cuatro meses después, doblaron el cabo de Buena Esperanza. Y casi cuatro meses más tardaron en llegar hasta Mozambique, en Marzo, tras superar fuertes temporales. Además, tuvo que sofocar un intento de rebelión, ya que algunos marineros, cansados de navegar, querían tirar por la borda a Vasco.
Y en Abril llegaron hasta la ciudad de Malandi (Melindi), donde el rey, rival del monarca mozambiqueño, les recibió afectuoso y les proporcionó a un capitán de su confianza para que les guiase hasta Calcuta, a donde llegaron finalmente el 20 de Mayo del 1498, ¡casi un año después de haber zarpado de Lisboa!
Pero no todo fue fácil al llegar a Calcuta (Calicut). Allí, los turcos habían puesto en contra de los portugueses a los gobernantes, por lo que Vasco tuvo que emplear todas sus habilidades diplomáticas (combinadas con el uso de la fuerza, en algún caso, ya que sus barcos fueron atacados hasta en dos ocasiones) para establecer una relación estable con los comerciantes locales.
Por el camino hubo de luchar además contra varios barcos enemigos, que querían evitar que llevase de vuelta su preciada mercancía de especias, pero el valor y coraje de Vasco, y su experiencia en batallas navales, le hicieron vencer siempre. También sufrieron, tanto en el viaje de vuelta como en el de ida, escorbuto, por no comer frutas y verduras, por lo que muchos hombres enfermaron y murieron.
Finalmente, dos años después, el 12 de Julio de 1499, los barcos de Vasco da Gama llegaron a Lisboa, cargados con especias, y con la noticia de que habían descubierto una nueva ruta, por lo que fueron recibidos como héroes. Solo dos barcos y 55 hombres habían logrado regresar del dificil y largo viaje.
En reconocimiento a su azaña, el rey Manuel I nombró a Vasco da Gama Almirante mayor de las Indias y del Océano Índico, y es que gracias a esta nueva ruta Portugal se convertiría en uno de los reinos más ricos e influyentes, siendo Lisboa una de las grandes capitales europeas del comercio durante muchos años.
Vasco da Gama volvió nuevamente a Calcuta (Calicut) tres años después, pero esta vez al mando de 20 barcos de guerra, dispuesto a tomarse la revancha y eliminar a los comerciantes árabes del comercio de especias, pero esa ya es otra historia.